
JULIA KIM, otra gran mística, mundialmente conocida, es la Sra. Julia Kim, de
Korea del Sur. En su casa, desde el 30 de junio de 1985, una pequeña imagen de María
ha derramado lágrimas de agua y de sangre durante 700 días hasta el 24 de noviembre
de 1992. Jesús y María se le han aparecido muchas veces y le han pedido que sea un
alma víctima por los pecados, especialmente, del aborto. A veces, recibe los estigmas de
la pasión de Cristo durante unos días y, después, desaparecen. Ha recibido varios
milagros eucarísticos en la comunión y su obispo la apoya en todo, aceptando el
carácter sobrenatural de estos hechos. Con frecuencia, el Señor le ha hecho
experimentar los dolores y agonías que sufren los niños durante el aborto.
El 5 de noviembre de 1986 la Virgen le dijo:
“Hija mía, ¿quieres participar en mis sufrimientos por los niños abortados? A
causa de los abortos sentirás intensos dolores en tu vientre. Estos pequeños
vagan por el limbo (roaming about in limbo) después de haber sido abortados,
privados de su dignidad y tratados como un pedazo de carne... Reza por ellos y
calma sus heridas, y ofrece reparación por los pecados cometidos contra ellos”.
Pueden leer los mensajes de María a Julia Kim en Internet:
www.marys-touch.com/messages/abortion.htm
La mística austríaca MARÍA SIMMA, a quien se aparecen frecuentemente las
almas del purgatorio, ha hablado muchas veces de la existencia del limbo. Le escribí
personalmente una carta y me contestó por medio de Joachim Schlich lo siguiente:
“Todos los niños (pequeñitos) que mueren sin estar bautizados van al limbo. Allí son
felices y no tienen conocimiento de la posibilidad de ver a Dios. Pero pueden ir al cielo,
si nosotros oramos por ellos y les damos el bautismo por los no nacidos, del cual
supongo que Ud. ha oído hablar”. En una entrevista que concedió a Nicky Eltz y que él
ha publicado en su libro “Hacednos salir de aquí”, dice:
“Las almas santas me dicen que los niños nacidos muertos o abortados no van
al paraíso ni al purgatorio. Van a un lugar intermedio que se puede llamar
limbo o ‘cielo infantil’. Las almas de estos niños no saben que exista algo mejor
que eso, no saben que no están en el cielo. La responsabilidad de llevarlos al
cielo está en nosotros. Lo podemos hacer, bautizándolos espiritualmente o
mandando celebrar una misa por ellos”.
Dice de su experiencia personal:
“Conocí a una enfermera que trabajaba en un hospital. Ella no dejaba de
bautizar a los niños abortados o nacidos muertos. Cuando estaba para morir,
exclamó: Oh, he aquí todos mis niños en el cielo. ¡Cuántos niños! Y aquellos
niños, a quienes había bautizado después de muertos, la acompañaron al
paraíso, donde ya vivían”.
La Siquiatría
La Siquiatría es una rama de la Medicina que trata de la curación de las
enfermedades mentales. Muchas de ellas son curadas de modo asombroso al orar por
estos niños muertos sin bautismo. Algunos de ellos, se aparecen a sus propios
familiares, sobre todo a sus hermanos, y parecen crecer con ellos. ¿Quiere esto decir que
no son felices hasta que se integren a su familia, les pongan un nombre y los ofrezcan a
Dios por medio de una misa, de un bautismo espiritual, de una consagración a Dios o de
oraciones por ellos?
En este caso, puede esto indicarnos que estarían todavía en un estado de limbo
hasta que sean liberados por las oraciones, sobre todo, de su familia o de personas
buenas. A este respecto, es muy importante el estudio científico que ha hecho de estos
casos el Dr. McAll.
El Dr. Kenneth McAll es un eminente cirujano y siquiatra inglés, miembro del
Royal College of Psychiatrists del Reino Unido. Durante varios años hasta 1945 trabajó
en China, donde había nacido, y se ha convertido en un experto para curar muchas
enfermedades siquiátricas. Ha escrito varios libros y artículos acerca de las
enfermedades mentales y los poderes curativos de la Eucaristía.
Ha abierto un camino nuevo, al que están siguiendo algunos otros como el
Dr. Kurt Koch en su libro Christian Counseling and occultism (Ed. Kregel, Grand
Rapids, USA, 1972), John Fitzherbert en La fuente de las instituciones humanas de
inmortalidad, publicado en el British journal of Psychiatry, 110, del año 1964.
El Dr. McAll, a pesar de ser de confesión anglicana, habla mucho en su libro
Healing the family tree, que es un bestseller internacional, de la necesidad de orar por
los niños muertos. Ha llegado a esta conclusión, debido a su gran experiencia de
curación de enfermedades mentales y a la necesidad de curar, muchas veces, la raíz de
la enfermedad, curando la relación con los antepasados por medio de la oración. Por
eso, dice:
“Dado que tanto los vivos como los muertos son miembros del Cuerpo de Cristo
(1 Co 15,29) podemos pedir a Cristo que ayude a los muertos a recibir su amor
y su perdón, que les ofrece a través de la Eucaristía”
“No soy teólogo. Soy un simple investigador, con una limitada comprensión de
cómo funciona la capacidad curativa de Dios… En el caso de niños que hayan
nacido muertos o de abortos resulta convenientes darle un nombre (Is 49,1)…
Aunque según mis experiencias normalmente solo hace falta una celebración de
para ellas como un bautismo espiritual y, al sanarse la relación entre ella, su hermana y
sus padres, al sentir el amor familiar, pudo encontrar la felicidad definitiva y eterna, que
todavía no había conseguido.
Veamos otros casos en los que la misa no solo da paz al niño muerto sin
bautismo, sino que también sana a sus hermanos de graves problemas de salud.
Una mujer de 50 años estaba preocupada por el extraño comportamiento de su
hijo. Ella admitió que había tenido dos abortos durante su juventud. Durante la misa por
estos niños abortados, ella sintió una extraña sensación en su abdomen por tres veces.
Entonces, ella se acordó que había tenido también un niño que había nacido muerto y
este tercero también fue incluido en la misa. Desde ese momento, la conducta de su hijo
fue normal.101
Un hombre profesional llevó a varios especialistas a su hija, porque era muy
violenta. La hija, de 26 años, había sido promiscua sexualmente con hombres, treinta
años mayores que ella. Buscando antecedentes, el Dr McAll encontró que su madre
había tenido un aborto varios años antes de casarse con el padre de la joven. El
comportamiento de la madre antes de casarse, había sido parecido al de la hija. Durante
la misa por el aborto, el padre tuvo la visión interior de un niño y rezó por él. Los
problemas de la hija desaparecieron a partir de ese día.
Por eso, afirma McAll:
“Las personas mas afectadas por estos niños (abortados), no consagrados al
Señor y que necesitan que se ore por ellos, son los propios padres, un hermano
o hermana gemelo, el niño que nace a continuación, un niño adoptado en su
lugar o, incluso, como en el caso de Joan, el niño más sensible de la familia”.103
Veamos otro caso:
“El vicario de una iglesia local comprobó por sí mismo cómo una de las
mujeres de su parroquia había logrado superar una enfermedad mental,
aparentemente incurable, después de haber orado por uno de sus hijos que
había abortado y de haberlo consagrado al Señor durante una Eucaristía.
Animado por esta experiencia, acudió a visitar a otra mujer llamada Mildred,
de algo más de sesenta años… Ella le contó algo que no había dicho a nadie en
toda su vida. Cuando todavía era adolescente, tuvo un aborto. El vicario le
sugirió que celebrasen una ceremonia en la iglesia para consagrar a su hijo
abortado a Dios y Mildred accedió. Cuando terminó la ceremonia, habían
desaparecido todos sus dolores y experimentó una sensación de liberación y
alegría… Parece ser que el niño no nacido había intentado atraer su atención
mediante los dolores de estómago. Era como si el propio niño se hubiera
convertido en el dolor de estómago”
“Los gemelos o mellizos muestran una sensibilidad especial hacia su hermano o
hermana muertos. Durante la celebración de la Eucaristía, una madre me
mencionó que una de sus hijas gemelas había fallecido en el momento del parto
y que el hospital se había ocupado de enterrar sus restos. Cuando rezamos por
primera vez para contrarrestar los efectos negativos de este incidente, brotaron
lágrimas de alegría en la gemela, que había logrado sobrevivir. Me confesó que
había “contemplado” a su hermana crecer todo el tiempo, pero que nunca se
había atrevido a hablar de ello”
Sigamos con otros ejemplos para ver la importancia de consagrar a Jesús a estos
niños abortados, voluntaria o espontáneamente, muertos sin bautismo.
Un hombre de veintiocho años se encontraba en la cárcel y había llevado un
comportamiento anormal y antisocial. Era un hijo adoptivo de una familia que lo había
adoptado al perder a su propio hijo. Dice McAll:
“Durante la Eucaristía, aquellos padres, preocupados y angustiados, le dieron
nombre al hijo que había fallecido en el momento del parto y, a través de sus
oraciones lo consagraron a Jesucristo. Inmediatamente después, el hijo que
habían adoptado salió de la prisión, convertido en un hombre totalmente
reformado y actualmente desempeña un empleo de gran responsabilidad…