30 ago 2008

ÚLTIMO MENSAJE DE LA VIRGEN


25/08/2008
Mensaje del 25 de agosto de 2008
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la conversión personal. Sean ustedes quienes se conviertan y con su vida testimonien, amen, perdonen y lleven la alegría del Resucitado a este mundo en que mi Hijo murió y en que la gente no siente la necesidad de buscarlo ni descubrirlo en su vida. Adórenlo y que vuestra esperanza sea la esperanza de aquellos corazones que no tienen a Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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18 ago 2008

LA COMPRENSIÓN





LA COMPRENSIÓN
La comprensión con los demás es algo muy importante en la vida. Comprender es amar y es tener consideración con los que no piensan como nosotros. Eso es también ser tolerantes con las opiniones y las acciones de los demás, siempre que no atenten contra nuestros derechos o contra la verdad. No olvidemos que todos los hombres, de cualquier color, raza o religión, somos iguales ante Dios, porque somos hermanos, hijos del mismo Padre.
Cuentan que una vez, en una carpintería, había diferentes herramientas que no se entendían entre sí. Y convocaron a una reunión para tratar de arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea decidió que renunciara, porque hacía demasiado ruido y todo el tiempo se pasaba golpeando. El martillo reconoció sus errores, pero pidió que renunciara también el tornillo, pues daba muchas vueltas para hacer las cosas. El tornillo aceptó la renuncia, pero pidió la expulsión de la lija, porque siempre tenía fricciones con los demás, pues era muy áspera en el trato. La lija aceptó, pero pidió la renuncia del metro, porque se pasaba el tiempo midiendo a los demás según su propia medida, como si fuera el único perfecto.
En ese momento de la asamblea, entró el carpintero y empezó a trabajar, utilizando el martillo, el tornillo, la lija y el metro. Cuando terminó el trabajo, se reanudó la asamblea y, entonces, tomó la palabra el serrucho y dijo:
Señores, queda demostrado que todos tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Así que no pensemos tanto en los defectos de los demás sino en sus cualidades para aceptarnos todos como somos y vivir en paz como hermanos.
Veamos otro caso. En una ocasión, un muchacho de 17 años se quejaba al gran escritor Mark Twain respecto de su padre. Le decía:
No nos entendemos, nos pasamos el día discutiendo. Es tan reaccionario que no tiene ninguna sensibilidad para las cosas actuales. ¿Qué debo hacer? ¡Pienso irme de casa!
Mark Twain le contestó: Te comprendo perfectamente. Cuando yo tenía 17 años, también mi padre era así de conservador, no podía soportarlo. Debes tener un poco de paciencia con los viejos, son lentos para los cambios. Cuando tuve 27 años, mi padre ya había progresado mucho, se podía hablar con él de modo razonable. Y, actualmente, después de otros 10 años, no lo creerás; pero, cuando ya no sé qué hacer, voy y le pido un consejo a mi viejo padre. ¡Fíjate cómo pueden cambiar los viejos!
¿Cambian los viejos o cambiamos nosotros con la experiencia de los años? Había una vez un maestro espiritual que decía: Cuando era joven, yo le pedía a Dios: Señor, ayúdame a cambiar el mundo. Cuando tuve 40 años, le decía: Señor, ayúdame a cambiar a los que me rodean. Y ahora que soy anciano, le digo: Señor, ayúdame a cambiarme a mí mismo. En la medida en que uno cambia es más comprensivo y puede ayudar mejor a cambiar a los demás. Por eso, nunca despreciemos a nadie. Seamos tolerantes con sus defectos y aprendamos que nadie es tan ignorante que no pueda enseñar algo a los demás y nadie es tan pobre que no pueda dar algo a los demás para hacerlos más felices.
No nos creamos la "divina pomada", capaces de solucionar todos los problemas. Alguno podría decir: Si yo fuera el Presidente de la República, haría esto o lo otro... Y solucionaría todos los problemas con suma facilidad... Nos puede pasar como a aquel angelito del cuento. Un ángel del cielo quería ayudar a los hombres a ser felices y pensó que Dios no estaba llevando las cosas bien. Por eso, le pidió que le dejara durante un año el gobierno del mundo para poder modificar las cosas y hacer un mundo feliz. Los otros ángeles estaban consternados por tanta audacia, pero Dios, que es humilde y paciente, le concedió lo que pedía.
Como sólo tenía un año de tiempo, comenzó rápidamente a poner las cosas en orden. Quería que fuera un año de mucha alegría y tranquilidad para todos. Y consiguió que no se oyeran lamentos. Nunca en la historia del mundo había habido tanta abundancia de todo. Los campos estaban llenos de frutos y mieses. Parecía un paraíso terrenal y el ángel estaba orgulloso de su trabajo. Al terminar el año previsto, regresó al cielo, contándoles a todos lo bien que había hecho todo y que todos estaban felices en la tierra.
Pero, al comenzar el nuevo año, comenzaron los lamentos y la desesperación de la gente. El ángel pensó que debería seguir gobernando al mundo, pues empezó a creer que era indispensable. Pero se preguntó: ¿Por qué las cosas ahora no funcionan? Y, vestido de peregrino, bajó a la tierra, viajando de país en país para ver qué pasaba. El grano que usaban para la harina y el pan que comían no tenía sustancia, no se podía comer y era amargo. La gente se moría de hambre y estaba desesperada, pensando que Dios les había dado un año de falsas bendiciones. El ángel fue a quejarse ante Dios, pero Dios le dijo:
Mi querido aprendiz, debes aprender una verdad demasiado profunda para que puedas comprenderla fácilmente. La tierra debe ser azotada por los vientos y las tempestades para que las plantas se hagan fuertes y tengan la suficiente agua para crecer. Pero tú quisiste un año sin nubes y con buen tiempo todos los días y eso hizo que las cosechas fueran abundantes, pero con frutos sin sustancia y sin sabor. Hacían falta las tempestades para que cayera la lluvia y los campos se fertilizaran. Pues bien, eso mismo hace falta en la vida de los hombres. El dolor y los problemas de la vida son necesarios para fortalecer el alma. Un hombre, que nunca ha sufrido, no sabe lo que es el verdadero amor, pues amar es dar la vida por los demás, amar es servir y ayudar, es compartir y agradecer. Amar, en una palabra, es vivir para los demás, superando los vicios y las tentaciones como una planta que es zarandeada por el viento y regada por la lluvia de la tempestad. Hijo mío, aprende a luchar y a trabajar, porque sin esfuerzo ni sacrificio, no hay nada grande en la vida. Acepta a los demás como son y trata de hacerlos felices en todo momento.
Cuenta una leyenda que había en la India un cargador de agua que tenía dos grandes vasijas, que colgaban en los extremos de un palo, que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón; pero, cuando llegaba la vasija rota, sólo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable, porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación. Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
Estoy avergonzada y me quiero disculpar; porque, debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga.
Pero el aguador le dijo:
Cuando regresemos a casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen junto al camino.
Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino. Entonces, el aguador le dijo:
¿Te diste cuenta de las flores tan hermosas? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo del camino, por donde vas todos los días, regándolas. Por dos años, yo he podido recoger estas bellas flores para alegrar la casa de mi familia. Si no fueras exactamente como eres, incluidos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta maravilla. El haberte comprendido y aceptado como eres ha hecho posible tanta belleza.
Conclusión: acepta a los demás como son. Sé comprensivo con sus limitaciones y defectos y haz que desarrollen al máximo sus cualidades.
Para leer el libro completo hacer clic en el siguiente vículo interno :
http://lucesenelcamino-piojosaltarin.blogspot.com/

texto sacado del Libro:
LUCES EN EL CAMINO de
ÁNGEL PEÑA O.A.R.
LIMA – PERÚ
2008

10 ago 2008

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN AL CIELO


El 15 de agosto se celebra la asunción de nuestra Madre La Virgen al cielo en cuerpo y alma.


"Y apareció en el cielo una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y 12 estrellas a su alrededor. Más impresionante que un ejército en orden de batalla". (Apocalipsis, 12).



EL RELATO DE UN SANTO
Un santo muy antiguo, cuenta así cómo fue la muerte de la Santísima Virgen.
Ella murió de amor. Era tanto el deseo de irse al cielo donde estaba su Hijo, que este amor la hizo morir.
Unos catorce años después de la muerte de Jesús, cuando ya había empleado todo su tiempo en enseñar la religión del Salvador a pequeños y grandes, cuando había consolado a tantas personas tristes, y había ayudado a tantos enfermos y moribundos, hizo saber los apóstoles que ya se aproximaba la fecha de partir de este mundo a la eternidad.
Los apóstoles la amaban como a la más bondadosa de todas las madres y se apresuraron a viajar para recibir de sus maternales labios sus últimos consejos, y de sus sacrosantas manos su última bendición.
Fueron llegando,y con lágrimas copiosas, y de rodillas, besaron esas manos santas que tantas veces los habían bendecido.
Para cada uno de ellos tuvo palabras de consuelo y de esperanza. Y luego, como quien se duerme en el más plácido de los sueños, fue Ella cerrando santamente sus ojos, y su alma, mil veces bendita, partió para la eternidad.
La noticia cundió por toda ciudad, y no hubo un cristiano que no viniera a rezar junto a su cadáver, como por la muerte de la propia madre.
Su entierro más parecía una procesión de Pascua que un funeral. Todos cantaban el Aleluya con la más firme esperanza de que ahora tenían una poderosísima protectora en el cielo, para interceder por cada uno de los discípulos de Jesús.
En el aire se sentían suavísimos aromas, y parecía escuchar cada uno armonías de músicas suaves.
Pero Tomás, Apóstol, no había alcanzado a llegar a tiempo. Cuando arribó ya habían regresado de sepultar a la Santísima Madre.
Pedro -dijo Tomás- no me puedes negar el gran favor de poder ir a la tumba de mi madre amabilísima y darle un último beso en esas manos santas que tantas veces me bendijeron.
Y Pedro aceptó.
Se fueron todos hacia su santo sepulcro, y cuando ya estaban cerca empezaron a sentir, de nuevo suavísimos aromas en el ambiente y armoniosa música en el aire.
Abrieron el sepulcro y en vez del cadáver de la Virgen, encontraron solamente... una gran cantidad de flores muy hermosas. Jesucristo había venido, había resucitado a su Madre Santísima y la había llevado al cielo.
Esto es lo que llamamos la Asunción de la Virgen (cuya fiesta se celebra el 15 de agosto).
¿Y quién de nosotros, si tuviera los poderes del Hijo de Dios, no hubiera hecho lo mismo con su propia Madre?
El 1o. de noviembre de 1950 el Papa Pío XIII declaró que el hecho de que la Virgen María fuera llevada al cielo en cuerpo y alma es una verdad de fe que obliga a ser creída por todo católico.
Antes de esta declaración habían llegado a Roma memoriales del todas las Universidades Católicas del mundo y de todos los obispos del orbe, pidiendo que el Papa declarara Dogma de fe que María fue llevada en cuerpo y alma al cielo.
En los 3,000 colegios de la Familia Salesiana se rezaban cada día, desde hacía muchos años, tres Gloriapatris, por orden de San Juan Bosco, para que el Papa declarara el Dogma de la Asunción.
De sólo España habían llegado a Roma ya 727,000 firmas pidiendo la declaración del dogma de la Asunción.
San Alfonso Rodríguez vio un 15 de agosto cómo fue la recepción de la Santísima Virgen en el cielo el día de su llegada, y quedó extasiado, inmensamente emocionado.
San Esteban, Rey de Hungría, celebraba con mucha solemnidad la fiesta de la Asunción de María el 15 de agosto, y ese día fue llevado por Dios a la eternidad.
San Juan Berchmans, y San Estanislao de Kostka, jóvenes jesuitas, deseaban ir a celebrar en el cielo la fiesta de la Asunción. San Juan Berchmans murió el 14 de agosto, y San Estanislao en la mañana del 15, con el rosario en la mano y pronunciando los santísimos nombres de Jesús y María, y fueron a celebrar la gran fiesta de Asunción al cielo.
Santa Teresa dice que vio un día de la la Asunción cómo fue la llegada de la Santísima Virgen al cielo y que desde entonces quedó con el inmenso deseo de sufrir y trabajar con conseguirse un puesto en el paraíso.
"Que hermoso es tener una madre que no se me va a morir". (P. Ortúzar).


Este texto está sacado de la siguiente direción:http://www.radioestrelladelmar.com/virgen/asuncion_index.htm



JESUS ESTÁ VIVO